Crónica de la Carrera Popular del Corazón (maguipu)

Bueno, esta es mi primera crónica de una carrera, y mi primera carrera “importante”. Y os debo unas bravas a todos (y espero algún día poder hacerlo yendo a Barcelona a una carrera).

El día anterior a la carrera popular del corazón de Madrid llovió muchísimo, como es normal en esas fechas. Pero yo creo que no era la única que me temía lo peor, que el Sábado amaneciera también diluviando. Porque una lluvia fina es fácil de sobrellevar, pero una lluvia copiosa ya no.

Pero tuvimos suerte y ese día amaneció con una temperatura agradable y sin lluvia. Eso sí, la entrada a la línea de salida/meta estaba embarrado completamente. La zapatilla se hundía y pegaba y como la llevaras un poco suelta tenía peligro de perderse. Además, toda la zona de lavabo y guardarropa estaba también llena de barro y era algo incómodo acceder a esas zonas tanto para dejar la mochila como para recogerla.

Conseguir llegar a la línea de salida se convirtió casi en una carrera en sí, en plan gincana. Todo estaba muy embarrado y encharcado y además quienes intentaban llegar a la línea de salida por delante del “escenario” hacían tapón al ser muy estrecho. Pero no comentaron hasta mucho después que habría que haberse acercado por detrás de este. Así que eso fue un poco caótico.

Una vez pasada la línea de salida (y el barro del principio) era todo asfalto. Así que fue algo duro para los tobillos y las rodillas, pero estaba limpio. Lo cierto es que es mi primera experiencia y me lo pasé muy bien a pesar de todo. En ese “a pesar de todo” incluyo el hecho de haber sido la última (alguien tenía que ser, y me tocaba a mí) y que todos me animaban, incluso los ciclistas que hacían de escoba y que practicamente me escoltaron desde el kilómetro tres animándome e indicándome por dónde tenía que correr, ya que como digo, a partir del kilómetro cuatro ya no veía a nadie delante.

Tuve mucha suerte porque no fui sola y una amiga me acompañó en esa posición tan atrasada, animándome a seguir y no parar que, junto con el resto de animadores espontáneos, ayudó a que terminara la carrera. Tardé mucho, y casi me cierran la meta (llegué a cuatro minutos de que esto ocurriera) y mi tiempo no es en absoluto especial, 1h 26min. Pero no me importa porque llevo desde Marzo entrenando tan sólo, después de muchísimos años de inactividad, y de no poder correr ni cinco minutos seguidos a hacer una carrera, aunque tardara tanto, me ha dado más fuerza.

En el kilómetro cinco estaba el único avituallamiento que era una lata de Aquarius. Me gustó que fuera Aquarius en lugar de agua, pero lo de la lata no me hizo mucha gracia, ya que como trotes de más al beber, te puedes cortar el labio (ya sé que hay que ser muy patoso, pero seguro que alguno hay).

Fueron muy pacientes y esperaron a que llegara con la escoba. Aunque como digo realmente llegué antes de que lo cerraran (de lo cual me alegro mucho, tenía miedo de no terminarla). Y la bolsa del final de carrera contenía un plátanito que me sentó de vicio, una botellita de agua y unas galletitas que también me vinieron bien. Además, regalaron una botella de powerade que al igual que el resto de comida, hizo que llegara a casa con fuerza.

Eso sí, el día después no podía moverme a penas. Pero también me encantó esa sensación. Y termino la carrera con la promesa o el objetivo de quedar entre las veinte primeras personas el año que viene (bueno, ya me entendéis, la última otra vez no pienso ser).

También me he dado cuenta de que entreno a nivel del mar y que aquí estamos un poco más altos (ahora entiendo por qué me ahogo cuando vuelvo a Madrid). ¡Pero nada de esto importa! Porque lo que ahora toca es seguir entrenando.

Me gustó mucho la organización, y hubiera estado muy limpito de no ser por la lluvia del día anterior, y yo la disfruté mucho a pesar de haber sido la última. Eso sí, ¡os debo unas bravas a todos!

Ficha de la cursa